Acerca del compromiso y la coherencia


Este fin de semana se llevó a cabo un taller de huertos caseros en el que pudimos aprender cosas maravillosas sobre la vida, también pudimos conocer personas comprometidas consigo mismos, con sus hijos y con lo más preciado que tenemos: nuestra salud. Fue muy triste saber que hay tan poca gente con interés en este tema, sobre todo pensando que una crisis de alimentos está cerca y que no sabemos cultivar sin ayuda de corporaciones trasnacionales que no tienen el menor interés en las personas, mucho menos en nuestra vida. 

No es extraño que las personas no tengan interés, en realidad los educadores ambientales nos hemos enfrentado al mismo reto desde hace muchos años, cómo hacer que las personas se comprometan. Lamentablemente no hemos encontrado la respuesta, a pesar de saber que hay muchos estudios que intentan averiguarlo, la realidad es que siempre hay cosas más importantes que hacer y este tema pasa a los siguientes escalones

Si yo preguntara a los que no pudieron ir, me dirían que no tenían dinero, que no supieron, que no había tiempo, que no tenían forma de llegar, que tuvieron problemas de salud, entre mil razones más, todas los he escuchado antes y todas podrían ser válidas. Los compromisos con los que manejamos nuestra vida son nuestros y de nadie más, los valores que queremos vivir también son solo nuestros, las conductas que tenemos para defender lo que pensamos también son nuestras, así que para qué quiero yo comprometerme con la lucha de otros.

Yo no sé si me equivoqué de lucha, yo no sé si estoy bien o mal, yo no juzgo a quienes tienen una escala de valores distinta que la mía o conductas diferentes, afortunadamente somos millones en este planeta y de alguna forma habrá gente para trabajar. Sin embargo, tal parece que aún no hemos visto la importancia de esta lucha que es de todos. 

Vivimos en un planeta finito, ¿lo sabías? ¡Finito! quiere decir que tiene fin, que las cosas que ves a tu alrededor no fueron así hace muchos años y tampoco serán así en algunos años más, es más, cambiarán en años, meses, días, minutos… la naturaleza está viva y siempre está cambiando. Tal vez no lo notes, pero la comodidad con la que vivimos ahora no será para siempre. Hace unas décadas no existían los teléfonos celulares, hace muchos años no había autos, no existía la máquina de vapor y las industrias, no había manera de llegar a nuestras citas cómodamente sentado en un vehículo o en avión, no teníamos hornos de microondas, ni estufas, no había agua para tomar, ni forma de tener los mismos zapatos o ropa que alguien más, no existían las casas, no teníamos una alimentación tan llena de premios, nuestros mejores guardianes eran los árboles, éramos excelentes trepadores y ahí es donde mejor nos sentíamos, protegidos por los árboles, éramos las presas más fáciles, pero siempre estuvimos en grupos, así es que trabajar en colaboración fue nuestra salvación… lo era entonces y lo es ahora. 

Si eres de las personas que creen que estas comodidades de ahora no cambiarán, tengo que avisarte que tienes poco tiempo más para darte cuenta que las cosas ya han cambiado. Eres parte de una civilización que no se detiene ni unos segundos a observar su entorno, eres de las generaciones que tiene los mayores cambios encima: el climático que tantos estragos hace con las cosechas y los alimentos en el mundo; eres a los que les ha tocado vivir la comunicación instantánea con imagen; eres de los que todos los días se entera, en cuestión de segundos, qué está pasando al otro lado del mundo, de los que se dan cuenta que la política es global y los impactos ambientales también… Pero no te has dado cuenta que todas las noticias que ves fueron hechas para hacerte apático, para hacerte sentir culpable e impedir tu compromiso con las cosas que realmente importan, como tu comida, tu salud. 

Siempre termino estos talleres muy motivada, porque las personas que sí lograron su compromiso con ellos mismos se van felices, no por la actividad en sí, sino porque lograron hacer lo que deseaban y fueron coherentes. Ese logro no hay nada que lo pague y es una satisfacción que se vuelve enseñanza para los demás el resto de su vida. No hay mejor ejemplo de padres a hijos que ese, tu coherencia.

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